Sin embargo, las percepciones intuitivas a veces fallan. Tendemos a pensar que circulando a 100 kilómetros por hora, un impacto será el doble de violento que a 50. Pero en realidad será cuatro veces más violento. Esto se debe a que la energía cinética del vehículo no depende linealmente de la velocidad, sino cuadráticamente. Seguramente muchos ya sepais la fórmula de la energía cinética: E = 0,5·m·v².
Por otro lado, la energía no se crea ni se destruye. La energía cinética es la que posee el vehículo por el simple hecho de estar en movimiento. Si ese movimiento se detiene bruscamente (por ejemplo, por un impacto), esa energía se tiene que convertir en ‘algo’. Gran parte de esa energía se ‘gasta’ en convertir el coche en un amasijo de hierros.
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Por el hecho de ir dentro del vehículo, los pasajeros también tienen energía cinética. Evidentemente, cuanto mayor sea la energía a disipar, más violentas serán las consecuencias. Al doble de velocidad le corresponden cuatro veces más de energía. Al triple, nueve veces más, y así sucesivamente.
Esto también tiene su influencia en la distancia de seguridad. Al frenar el coche, estamos disipando la energía cinética (fundamentalmente, a través del rozamiento con los discos de freno.
Cuidado porque nuestra percepción intuitiva vuelve a fallar. Si a 50 kilómetros por hora necesitamos una distancia de 25 metros para frenar (esto depende de muchos factores, fundamentalmente de la masa de nuestro vehículo), a 100 por hora no necesitaremos 50 metros, sino 100 (cuatro veces más), y a 150 por hora necesitaríamos la friolera de 225 metros para detener el coche.
Por tanto, antes de acelerar hay que recordar esta lección básica de física. Un pequeño aumento de la velocidad puede suponer un gran aumento de la distancia de seguridad necesaria para frenar, o de la violencia de un hipotético impacto.
Y por supuesto no te olvides de ponerte el cinturón de seguridad
Es interesante leer los datos técnicos del funcionamiento del airbag lateral de un coche de última generación:
Todo lo que sucede, de forma resumida, es esto:
0 milisegundos - Un objeto toca la puerta del coche
1 ms - Los sensores detectan una onda de presión
2 ms - El sensor de aceleración del pilar-C también detecta el choque
2,5 ms - El sensor central detecta las vibraciones
5 ms - El ordenador del vehículo comprueba que no se trate de un evento insignificante, como por ejemplo que sea un golpe de un carrito del supermercado o un pequeño incidente. Sigue calculando la gravedad del choque. La estructura de la puerta ya está absorbiendo energía
7 ms - El ordenador confirma la gravedad de la colisión y calcula las acciones a realizar
8 ms - Se lanza la orden de apertura al airbag lateral
8,5 ms - Se abre el airbag lateral.
15 ms - Se rellena el airbag
17 ms - El airbag cubre al ocupante y lo aleja de la zona de impacto
27 ms - La velocidad del impacto se ha reducido de 50 a 23 Km/h, otro sistema aleja la pelvis del ocupante de la zona de impacto. El Airbag comienza a desinflarse de forma controlada.
30 ms - El ocupante experimenta una fuerza por un breve instsante de unos 12G
45 ms - El ocupante y el airbag se mueven con la estructura mientras se deforma
50 ms - El ordenador desbloquea las puertas
70 ms - El airbag se termina de desinflar. Los ingenieros consideran que en este momento, la colisión «se ha completado»
150-300 ms - El ocupante se da cuenta de la colisión.
La última línea es demoledora: el ocupante es el último en darse cuenta de todo lo que ha sucedido, mucho después (aunque en realidad estamos hablando de entre 2 y 3 décimas de segundo) de que un montón de sistemas se hayan activado y puesto en marcha, e incluso finalizado su tarea, velando por nuestra seguridad.